Decamerón de Bocaccio

A continuación conocerás las principales características del Decamerón de Bocaccio.

Antecedentes generales.

Esta obra escrita por Bocaccio en 1353 está compuesta por una introducción que explica el contexto en el que se desarrolla la acción y diez secciones que cuentan diez historias, de ahí el título. Además, el texto tiene pequeños interludios entre las partes que corresponden a transcripciones de canciones populares italianas.

El Decamerón es considerada la obra precursora de la literatura renacentista, ya que por su carácter antropocéntrico y humanista se distancia radicalmente de la literatura medieval. En este sentido, lo fundamental ya no es la religión, sino que el hombre como sujeto humano, situación que motivó su inclusión en el listado de libros prohibidos de la Inquisición.

En su conjunto ha sido vista como el modelo de la novela cortesana, porque sus cien cuentos y novelas cortas abordan principalmente tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna.

La trama.

Tras la llegada a Florencia de la peste negra en 1348, diez jóvenes deciden huir a las afueras de la ciudad y cada uno de ellos relata una historia por día. A partir de estas narraciones se construyen los cien cuentos divididos en una sección para cada uno de los personajes.

Los cuentos versan sobre los temas previamente mencionados y se insertan en el tópico literario del carpe diem, es decir, aprovechar el tiempo al máximo como si no hubiera mañana.  Veamos un fragmento:

«Cuando pienso ¡Oh sexo encantador! en vuestra sensibilidad natural, no ignoro que el principio de este libro os resultará desagradable, ya que os recordará el hecho doloroso de la peste mortal, fatal para aquellos que fueron testigo de ella o que la pasaron.

No querría que este preámbulo os hiciese abandonar la lectura de este libro, convencidas de que no encontraréis en él sino motivos para llorar. Quiero, por el contrario, que sean tan horrible comienzo como una montaña escarpada, al otro de la cual se extendiera una llanura fértil, llanura que el viajero fatigado descubre con tanto placer, cuanto más le ha costado subirla y bajarla, pues lo mismo que el placer deja el paso del dolor, así el dolor cesa a la llegada de un feliz acontecimiento (…)

Una vez todos allí se sentaron en un círculo sobre la hierba, como se lo ordenó la reina, la que habló de este modo: El sol está muy alto, el calor es agobiante, por lo que no hallaremos un sitio más fresco ni mejor que este. Propongo que sigamos aquí y que nos entretengamos contando cuentos. Todo lo pasaremos agradablemente y nos divertiremos escuchando al narrador de turno (…)

Todos aplaudieron y aprobaron el proyecto de la reina y esta dijo: Puesto que aceptáis mi proposición, quiero que le sea permitido a cada cual, durante esta primera jornada, que cuente lo mejor que le parezca. Volviéndose hacia Pánfilo, que estaba sentado a su derecha, le rogó graciosamente que contara, para comenzar, una de las historias que sabía»