La Religión en Mesopotamia

Los habitantes del valle del Tigris y el Éufrates eran politeístas y creían en la divinidad de los astros, como el sol y la luna. Los dioses mayores eran Marduk o Beli, el dios de Júpiter y Babilonia.

Un lugar importante en la jerarquía divina lo ocupaba el dios de la agricultura Enlil, e Ishtar, la diosa de Venus que representaba a la guerra y el amor era fervientemente venerada en la ciudad de Nínive.

Los dioses eran considerados por los babilonios como seres terribles y furiosos que sólo protegían a los pueblos que los adoptaban y les dedicaban grandes sacrificios, entre ellos la guerra a los pueblos que no seguían a esos dioses.

En la época babilónica los dioses tenían forma humana y sólo los brujos y los dioses malos tenían cabeza con forma de animal, pero paulatinamente todos los dioses fueron representados en forma de animales.

Los babilónicos pensaban que la voluntad de los dioses podía interpretarse a través de los vuelos de pájaros, por los sueños y por la posición de los astros. En Mesopotamia, se creía que las almas de los muertos pasaban a otro mundo, y se estimaba que la vida seguía al igual que en la tierra; por ello, los muertos eran enterrados con joyas, armas y herramientas.